lunes, 20 de abril de 2015

IV.



IV.

Cómo explicar la curva celeste que planea sobre los árboles esta noche
y señalar con algún gesto brillante el arte casual en los bordes
que caen a mis ojos que van endureciendo en un placer sensato
y hablan a lo lejos del misterio de crecer que los chicos no aprenden.
No abandones tu ser por gravedades féretro
íntimas misericordias
la aventura esencial de un instante claro nos mantiene despiertos
pronuncia a los árboles de la noche tu llegada con un roce.
A veces
la virtud de un paisaje nos llena de reflexiones tardías
precipitándonos del cielo como dientes rotos.
Quiero que de mi no guardes nada
 sólo lo que he aprendido
 el fin del cielo
 es otro cielo
y aun vivimos de un lugar que nadie sabe.
Sal, ahora, y desmiente
planea sobre la curva celeste de los árboles esta noche
el espejo teatral de ser hombre nos ha desaparecido
 y algunas flores jamás nos dejarán totalmente desnudos.
Quiero que ya no se hable
se sienta el viento
el estallido impreciso, el corazón desbordado
el viaje eterno entre nubes ardientes
todo te pertenece.





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